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Esperando a Mr. Robinson. Reflexiones desde el valle de la muerte de la educación

2 Jun

Recuerdo que lo primero que pensé tras escuchar La escuela mata la creatividad de Ken Robinson fue que era imposible explicar de forma más clara un problema tan complejo como el que afecta a la institución educativa por excelencia, la escuela. Básicamente era un mensaje de denuncia que venía a decir algo así como, ¿qué coño estáis haciendo con los chicos? Estáis reproduciendo la escuela del siglo XIX y estamos en el XXI, ¡¡poneos las pilas!!

El shock fue tan brutal que me obligó a replantearme mi propia carrera, mi trabajo como docente, la metodología empleada, la forma de relacionarme con mis alumnos, la manera de evaluar, qué enseñar y cómo hacerlo…

Y no quedó ahí la cosa, ya que me entró una especie de fiebre evangelizadora que me llevó a predicar entre mis compañeros la muerte de la vieja escuela y el advenimiento de una nueva. Pero, ¿cómo habría de ser esa nueva escuela?

Parte de la respuesta llegó con la segunda charla TED titulada A iniciar la revolución del aprendizaje, muy en sintonía con el espíritu quincemayista en el que, una vez hecha la denuncia de un sistema educativo obsoleto, se nos invitaba a pasar a la acción y crear esa nueva escuela, usando dos armas incontestables:

  1. la innovación que proporciona el uso de la tecnología y
  2. la pasión del educador convencido de su misión,

¿Cómo? sustituyendo la competitividad por la creatividad, la estandarización por la personalización y no perdiendo de vista el objetivo, la materia prima del educador, que a su vez es lo más delicado y lo más valioso que tenemos, nuestros niños y niñas, nuestros jóvenes, su futuro, que es el nuestro.

Llega ahora la última entrega de esta excelente, por el momento trilogía titulada Cómo escapar al valle de la muerte de la educación. Entre otras cosas nos recuerda los tres principios en los que se basa la naturaleza humana y que deberían ser aprovechados por el educador como base sobre la que construir cualquier aprendizaje posible:

  1. Todos los seres humanos son diferentes y diversos
  2. Todos los seres humanos, al menos en sus años más tiernos, tienen curiosidad
  3. La vida humana es sobre todo creativa

La escuela debe aprovechar esos recursos naturales que están en la base de todos nuestros alumnos y por tanto, respondiendo por orden a los tres principios, la escuela no puede enseñarles a todos lo mismo, ni evaluarles por igual, porque todos son básicamente distintos;  la escuela no puede permitirse el lujo de matar la curiosidad de nuestros alumnos a base de exigirles que aprendan año tras año los mismos contenidos en diversos grados de dificultad, la escuela debe preguntar qué quieren aprender y debe guiarles para que encuentren sus propias respuestas; la escuela no puede seguir siendo una oficina donde se aprende a estar, a no molestar, a copiar mecánicamente, a sellar, a cortar y pegar, por el contrario debe parecerse más a un taller,  a un estudio,  a un escenario, a un laboratorio, a una cocina…

Mientras llega ese momento seguiremos esperando desde el valle de la muerte de la educación, a que Mr.Robinson y otros muchos como él polinicen las mentes de padres, madres, educadores y políticos para que juntos decidamos que otra educación es posible y que urge ponerla en marcha.